Recientemente nos han contactado desde el extranjero, ya que conocen nuestra iniciativa sin ánimo de lucro Pekelucas, y necesitan soporte para llevar a cabo un proyecto similar y dar cobertura a niñas con cáncer de este otro país. Nos sentimos muy orgullosas, no sólo por los miles de particulares que nos apoyan (y gracias a los cientos de donantes de cabello) sino también por haber trascendido -sin intención- de nuestras propias fronteras.
Al contar con medios muy limitados, lo que más les preocupa es el proceso químico que requiere el cabello en bruto para que pueda ser anudado a la base de las pelucas. Necesitaban confirmar con nosotras algunos detalles técnicos, puesto que también disponen de la materia prima (donantes de cabello altruistas y solidarios).
¿Exactamente qué proceso químico lleva cualquier pelo que se usa en posticería?
En el caso de España, en aras de cumplir con la normativa vigente, el pelo tiene que estar correctamente desinfectado. La manera más fácil es mediante gas. Es decir, los mazos de cabello se fumigan siguiendo unas pautas para que no se dañe.
Por otro lado, si las pelucas llevan una zona anudada a mano -lo que conocemos como front lace- requiere un segundo proceso muy importante y delicado: se descama con ácido la cutícula del primer tramo, para que el cabo más corto de cada nudo (lo que denominamos técnicamente como «vuelta») no haga efecto «velcro» con el cabello de la peluca, y no se produzcan enredos en la raiz (sobre todo tras los lavados).
Las pelucas que están confeccionadas totalmente a máquina como Carla, Mindy o Catalina no exigen este proceso (son más limitadas en cuanto a peinados pero son mucho más rápidas y sencillas de elaborar).
Nos ha hecho mucha ilusión poder inspirar a otros colectivos, preocupados por hacer el mundo un poquito mejor 🙂