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El perfeccionismo detrás de hábitos como la tricotilomanía, según un estudio de la Universidad de Montreal (Canadá)

por | Nov 8, 2017 | Noticias | 0 Comentarios

Leemos en el diario Huffington Post que, según un estudio publicado en la última edición del Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry  canadiense, las personas que suelen ser impacientes o que se aburren y frustan con facilidad tienen más probabilidades de llevar a cabo comportaminetos como rascarse, morderse las uñas o arrancarse las pestañas. 

Esta investigación, llevada a cabo por la Universidad de Montreal, en Canadá, sugiere que los comportamientos compulsivos de este tipo dicen mucho más sobre tu personalidad de lo que creemos. Estos hábitos apuntan al perfeccionismo (un rasgo más nocivo de lo que creemos) como causa subyacente. 

En el estudio, los investigadores trabajaron con 48 participantes, de los cuales la mitad presentaba habitualmente estos comportamientos. Los otros, que no tenían estos hábitos, actuaban como grupo de control. Se preguntó a los participantes hasta qué punto experimentaban emociones como aburrimiento, enfado, culpa, irritabilidad y ansiedad. Entonces, cada participante era expuesto a situaciones destinadas a provocar alguna sensación en particular, entre otras relajación, estrés, frustración y aburrimiento. En el caso del aburrimiento, por ejemplo, el sujeto simplemente se quedaba solo en una sala durante seis minutos.

Los participantes con un historial de conductas nerviosas centradas en el cuerpo expresaron una mayor necesidad de llevar a cabo esos comportamientos cuando se sentían estresados o frustrados. Pero no sentían esta necesidad cuando estaban relajados. 

«Los efectos positivos de estos hábitos son la estimulación y una forma (inadaptada) de regular la emoción», explicaba el doctor Keiron O’Connor, profesor de psiquiatría de la Universidad y responsable dle proyecto: «Lo que desencadena el hábito principalmente es la frustración y la impaciencia, de modo que ese gesto sustituye a una acción más constructiva», añade. 

No obstante, cuando es difícil parar esos hábitos e interfieren en la vida diaria, se pueden convertir en trastornos del comportamiento. La actriz norteamericana Olivia Munn, por ejemplo, ha hablado alguna vez sobre su lucha contra la tricotilomanía.

«Observamos todos los pensamientos y comportamientos presentes en situaciones de alto riesgo para esa conducta y los modificamos a través de una terapia cognitiva para que se asemejen a los pensamientos en situaciones de bajo riesgo», detalla O’Connor. «No tratamos el hábito directamente para que la persona no tenga que aprender una respuesta contraria que lo reemplace».

Podéis leer el artículo original aqui: Huffingtonpost  

 

 Crédito imagen: GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO

 

 

 

 

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